Cuando el mundo se detuvo, algunas marcas decidieron moverse. Café Punta del Cielo, reconocida marca mexicana, enfrentó uno de sus grandes desafíos durante la pandemia: el cierre temporal de sus cafeterías. En lugar de esperar a que todo volviera a la “normalidad”, decidieron transformarse y encontraron nuevas formas de acercarse a sus clientes, se acercaron a sus clientes a través de un nuevo producto: cápsulas de café.
Las empresas de hoy viven en una incertidumbre constante. en una era marcada por la incertidumbre. La inestabilidad económica global, los conflictos armados, las consecuencias del cambio climático, las nuevas enfermedades, el desmedido avance tecnológico… Todo ocurre al mismo tiempo, y todo impacta, de una u otra forma, la manera en que operan las organizaciones. Ante este escenario, las empresas que sobreviven, y prosperan, no son necesariamente las más grandes o las más antiguas, en realidad son aquellas que mejor se adaptan.
La resiliencia empresarial no consiste únicamente en resistir golpes inesperados. Implica anticiparse a ellos, responder con agilidad y evolucionar de acuerdo al contexto. Se trata de una mentalidad, a la que podemos llamar “estratégica”, que prioriza la preparación, la flexibilidad y la conexión humana como ejes de acción.
¿Qué es la resiliencia empresarial?
La resiliencia empresarial es la capacidad de una organización para absorber y adaptarse en un entorno cambiante, de acuerdo con la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés). La ISO también explica que esta resiliencia va más allá de resistir terremotos o inundaciones; consiste en analizar el entorno empresarial y preguntarse si se está preparado para el futuro.
Dicho de otra forma, la resiliencia organizacional es la capacidad que tienen las empresas para anticipar, adaptarse y recuperarse de situaciones inesperadas. A diferencia de la resiliencia individual, que se enfoca en la capacidad de las personas para sobreponerse a dificultades de la vida diaria, la resiliencia organizacional abarca la estructura, cultura y estrategias de la empresa para garantizar su sostenibilidad en el tiempo.
Las empresas resilientes son capaces de:
- Mantener la operación en tiempos de crisis.
- Adaptarse mejor a nuevos entornos de mercado.
- Impulsar la innovación y el crecimiento sostenible.
Los beneficios de ser una empresa resiliente
Llegar a ser una empresa resiliente no sólo es necesario para enfrentar momentos difíciles; también es una gran oportunidad para generar beneficios que, a largo plazo, se traducirán en crecimiento y estabilidad.
Las organizaciones que desarrollan esta capacidad, suelen tomar mejores decisiones bajo presión, se adaptan con mayor rapidez y son capaces de aprender de sus errores. Lo que claramente, le da una ventaja en un entorno tan complejo y variable como el actual.
Por si esto fuera poco, la resiliencia corporativa tiene la capacidad de mejorar el ambiente interno; los equipos trabajan con más confianza, se sienten parte de una organización que cuida su rumbo y que sabe actuar con visión incluso en medio de la incertidumbre.
También, fortalece la relación con clientes, proveedores y socios, porque transmite seguridad y coherencia en cada movimiento. Y lo más importante: es la forma de construir empresas que no dependen de la suerte ni del momento, sino de su capacidad de evolucionar.
Pero, ¿cómo se construye una empresa resiliente?
Es importante entender que crear una empresa resiliente no depende de un único plan o fórmula. En realidad, se trata de trabajar constantemente en distintos frentes que fortalezcan la capacidad de adaptarse, responder y evolucionar frente a los cambios. La norma ISO 22316:2017, una referencia internacional en materia de seguridad y resiliencia organizacional, propone un marco práctico que ayuda a lograrlo.
A continuación, te explicamos sus dos componentes principales: los principios que deben guiar la cultura de resiliencia y los atributos que toda organización necesita desarrollar para ponerla en práctica.
Principios que guían la resiliencia organizacional
Esta norma ISO propone seis principios que sirven como base para construir organizaciones fuertes frente al cambio y, al mismo tiempo, les ayuda a tomar decisiones, incluso en medio de la incertidumbre:
- Comprensión del contexto: conocer el entorno interno y externo permite anticiparse a los riesgos.
- Visión y propósito compartidos: alinear a toda la organización en torno a un mismo rumbo facilita la acción.
- Capacidad de adaptación y respuesta: aprender de la experiencia y actuar con rapidez marca la diferencia.
- Coordinación entre áreas: integrar las disciplinas de gestión permite una respuesta más efectiva.
- Diversidad de habilidades: equipos con perfiles distintos se adaptan mejor a escenarios complejos.
- Gobernanza y gestión de riesgos: estructuras sólidas permiten detectar y atender amenazas antes de que escalen.
Atributos que convierten la resiliencia en práctica diaria
Además de los principios rectores, ISO 22316 define seis atributos esenciales que una empresa debe buscar para ser resiliente. Estos elementos no garantizan que no habrá crisis, pero sí aumentan las probabilidades de salir fortalecidos de ellas.
- Liderazgo empoderado: líderes que inspiran y actúan con claridad ante el cambio.
- Cultura de resiliencia: promover la apertura, el aprendizaje y la flexibilidad como parte del día a día.
- Comunicación efectiva: compartir información a tiempo ayuda a actuar con agilidad.
- Gestión de recursos: disponer y administrar bien los recursos es clave para enfrentar retos.
- Mejora continua: ajustar procesos de forma constante fortalece la capacidad de adaptación.
- Anticipación al cambio: prever escenarios futuros evita respuestas improvisadas.
Análisis PESTEL: herramienta clave para anticiparse al cambio
Uno de los pilares de la resiliencia empresarial es la capacidad de anticipación: prever amenazas y adaptarse a tiempo. Para lograrlo, una herramienta fundamental es el análisis PESTEL, que permite examinar los factores externos que pueden impactar a una organización. Esta metodología ofrece una visión panorámica del entorno y ayuda a tomar decisiones estratégicas más informadas.
De acuerdo con la Washington State University, el análisis PESTEL evalúa seis dimensiones clave:
- Políticos: leyes, regulaciones, políticas fiscales o comerciales que pueden influir en tu operación.
- Económicos: inflación, tipos de interés, desempleo, crecimiento económico, entre otros.
- Sociales: cambios demográficos, hábitos de consumo, estilos de vida y valores culturales.
- Tecnológicos: avances disruptivos, automatización, digitalización o nuevas plataformas que afectan tu industria.
- Ecológicos (ambientales): sostenibilidad, regulaciones ambientales, impacto climático en cadenas de suministro.
- Legales: normativas laborales, protección de datos, derechos de propiedad intelectual.
Integrar el análisis PESTEL como una práctica periódica dentro de la planificación estratégica ayuda a identificar vulnerabilidades, anticipar riesgos y reconocer oportunidades emergentes. Las empresas resilientes no improvisan frente a los cambios: se preparan con información.
Además, esta herramienta permite vincular los hallazgos externos con la estrategia interna, fortaleciendo la capacidad de respuesta y adaptación de la organización.
5 acciones que preparan a las empresas para lo inesperado
En 2024, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) publicó una serie de recomendaciones para fortalecer la resiliencia empresarial en un contexto global marcado por la volatilidad. Su propuesta parte de una visión integral: las empresas ya no pueden limitarse a reaccionar; deben prepararse de forma proactiva para un entorno donde los riesgos (geopolíticos, tecnológicos, sociales y climáticos) se superponen con rapidez.
Estas estrategias protegen a las organizaciones frente a una crisis inminente y, también, las preparan para crecer con mayor solidez y adaptabilidad.
Estos son los cinco movimientos que aumentan la capacidad de adaptación de cualquier empresa, sin importar su tamaño o industria de acuerdo con el WEF:
- Revisar la ciberseguridad y el rastro digital. Validar qué tan protegidos están los activos digitales y aplicar buenas prácticas es clave para prevenir amenazas invisibles, pero cada vez más frecuentes.
- Detectar vulnerabilidades en la cadena de suministro. Tener claridad sobre los eslabones críticos y contar con alternativas logísticas permite responder mejor ante disrupciones.
- Combinar eficiencia con previsión. Equilibrar entre estrategias just-in-time y just-in-case da flexibilidad operativa sin perder eficiencia.
- Simular escenarios complejos. Las pruebas de estrés ayudan a anticipar escenarios críticos, corregir errores antes de tiempo y tomar decisiones con mayor claridad.
- Fortalecer la confianza con los grupos clave. La resiliencia empresarial también depende de las personas. Construir relaciones sólidas con colaboradores, clientes y socios permite afrontar los retos con una red de apoyo real.
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Cómo aplicar la resiliencia en empresas pequeñas y medianas
Hablar de resiliencia no es solo cosa de grandes corporativos. Las pequeñas y medianas empresas (pymes) también pueden, y deben, fortalecer esta capacidad si quieren sostenerse en el tiempo. La clave está en adaptar las recomendaciones a su realidad operativa, sin complicarse con estructuras excesivas.
Aquí algunas ideas concretas para empezar:
- Haz un diagnóstico interno. No necesitas una consultora externa para identificar vulnerabilidades. Puedes empezar con una lista clara: ¿qué procesos dependen de una sola persona?, ¿qué pasaría si un proveedor clave falla?, ¿tenemos respaldo digital de nuestra información?
- Define tu visión con el equipo. Cuando las personas tienen claridad sobre hacia dónde va la empresa, es más fácil que tomen decisiones acertadas frente a lo inesperado.
- Fortalece la cultura de adaptación. No se trata de reaccionar rápido, sino de anticiparse. Involucra a tu equipo en la mejora continua y fomenta espacios donde se propongan cambios y ajustes.
- Diversifica tus recursos clave. Ya sea con más de un canal de venta, distintas formas de cobrar o proveedores alternativos. La flexibilidad operativa es parte de la resiliencia.
- Documenta lo aprendido. Cada crisis deja aprendizajes. Escríbelos, revísalos y úsalos para mejorar procesos o prevenir errores futuros.
En tiempos donde el cambio es constante, la resiliencia debe ser vista como una forma de operar. Empezar desde lo pequeño es una de las decisiones más estratégicas que una pyme puede tomar.
Empresas que transformaron la adversidad en oportunidad
La resiliencia también se demuestra con hechos. Estas empresas enfrentaron momentos críticos, tomaron decisiones valientes y hoy son ejemplo de cómo adaptarse puede ser el primer paso para crecer.
- Netflix
Pasó de alquilar DVDs por correo a convertirse en una de las plataformas de streaming más influyentes del mundo. Supo leer los cambios en el consumo digital y evolucionó antes que el resto. - Airbnb
Durante la pandemia, cuando los viajes se detuvieron, rediseñó su oferta para incluir estancias de largo plazo y experiencias virtuales. Entendió que las necesidades del usuario habían cambiado, y se movió rápido. - LEGO
Enfrentó una crisis financiera profunda a principios de los 2000. En lugar de recortar su esencia, apostó por la innovación en productos, alianzas estratégicas y una conexión más emocional con sus clientes. - Café Punta del Cielo
Esta marca mexicana de café vivió de cerca la crisis del Covid-19 con el cierre temporal de sus puntos de venta. En respuesta, reforzó su canal de e-commerce, amplió su distribución en supermercados y lanzó una línea de cápsulas compatibles con cafeteras domésticas, acercando el café gourmet al hogar de sus clientes.
Resiliencia empresarial no es esperar a que pase la tormenta
Aunque parezca difícil, es importante recordar la resiliencia empresarial no se construye cuando todo está en calma, sino cuando decidimos prepararnos en medio del cambio. No importa si diriges una empresa consolidada o estás emprendiendo: fortalecer esta capacidad es invertir en el futuro de tu negocio.
Empieza por lo esencial. Revisa tus procesos, involucra a tu equipo, cuestiona lo que das por sentado. La resiliencia se construye todos los días, en las decisiones pequeñas, en los ajustes que haces para adaptarte mejor y avanzar con claridad.
Y si ya estás en ese camino, compártelo. Hablar de estos temas también es parte del cambio.
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